Noticia interesante tomada de: http://tecnologia.elpais.com/tecnologia/2016/06/10/actualidad/1465550355_881973.html
Dos propuestas experimentales quieren obtener más electricidad de las instalaciones de energías renovables
Son dos proyectos que se desarrollan por separado,
pero ambas investigaciones, como otras muchas en curso, tienen como
finalidad incrementar la eficiencia de los paneles solares para obtener
más electricidad por cada unidad de superficie instalada. Tanta como sea
posible.
Por un lado, investigadores del Instituto Tecnológico
de Massachusetts (MIT) trabajan en un tipo de panel termofotovoltaico
que transforma en electricidad tanto la luz visible como también la
energía del sol que llega al panel en forma de calor; esto es, en las
longitudes de onda de la luz infrarroja y de las microondas que los
paneles fotovoltaicos no aprovechan.
Actualmente el calor del sol sí se utiliza como fuente
de energía, aunque se aprovecha una parte muy pequeña. A escala
doméstica se utiliza, en el mejor de los casos, para calentar o
precalentar el agua destinada al aseo y a la calefacción, por ejemplo. A
escala industrial existen distintos tipos de plantas de energía
termosolares que aprovechan el calor del sol. Por ejemplo, plantas
energéticas que concentran los rayos solares mediante espejos para
producir vapor de agua que se utiliza para mover las turbinas de los
generadores eléctricos.
Pero el calor del sol que llega a los paneles solares
se disipa en el propio panel y no se aprovecha. Sin embargo, según
informan los investigadores a través de MIT News,
los paneles termofotovoltaicos, o térmicos y fotovoltaicos, tienen el
potencial de proporcionar a igual superficie el doble de electricidad
que los paneles convencionales, aquellos que son sólo fotovoltaicos.
Para aprovechar el calor, los investigadores del MIT utilizan cristales fotónicos
de tamaño nanométrico a modo de filtro previo superpuesto al panel
solar. Se trata de cristales que emiten luz cuando se calientan. El
método pasa por capturar toda la energía y el calor que llega desde el
sol hasta el panel y transformarla en luz visible haciéndola pasar
primero por los cristales fotónicos. La luz visible es la longitud de
onda que sí aprovechan los paneles fotovoltaicos. Además, los cristales
fotónicos del filtro se pueden configurar para que se iluminen con el color de la luz a la cual cada tipo de panel solar resulta más eficiente.
Sales en la lluvia
Por otro lado, según IEEE Spectrum,
"algún día los paneles solares producirán electricidad también cuando
esté lloviendo". Se trata de una afirmación atrevida teniendo en cuenta
que, actualmente, los paneles fotovoltaicos convencionales reducen
significativamente o directamente cesan la producción de electricidad
cuando llueve.
Para aprovechar la lluvia como fuente primaria de
energía, científicos de la universidad china Océano, en Qingdao, parten
del principio de que las gotas de aguan contienen sales en su interior.
Esas pequeñas partículas posibilitan la formación de la gota de agua al
hacer posible la transición del agua desde su estado gaseoso en la nube
al estado líquido que da lugar a la lluvia. "Los investigadores utilizan
capas de grafeno de un átomo de grosor que separan los iones con carga
positiva de los iones con cargas negativas, formando así algo parecido a
un condensador eléctrico" que almacena energía.
Aunque inicialmente la electricidad recuperada con
este método es de unos pocos microvoltios, los investigadores continúan
indagando cómo sacar provecho de los iones positivos y negativos
contenidos en las gotas de lluvia. En la práctica este desarrollo daría
lugar a paneles que producirían electricidad en cualquier condición
climatológica. Incluso por la noche, si llueve.
El calor del sol sí se utiliza como fuente de energía, aunque se aprovecha una parte muy pequeña
Los intentos por desarrollar materiales que permitan
obtener electricidad a partir de la lluvia no son nuevos. Hace ya
algunos años un grupo de científicos franceses del centro CEA, en
Grenoble, usó vinilo fabricado con un tipo de polímero piezoeléctrico que convertía la energía mecánica de las gotas de lluvia golpeando ese material en una pequeña corriente eléctrica.
Más recientemente, investigadores del Instituto
Tecnológico de Georgia, lograron recuperar unos pocos milivoltios de un
parabrisas de coche modificado para aprovechar también el efecto triboeléctrico, el fenómeno por el cual se produce electricidad cuando dos materiales entran en contacto al golpearse, por ejemplo. En este caso la cantidad de electricidad obtenida era igualmente mínima, de unos 130 milivatios por metro cuadrado de superficie
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